Esto es lo que debes conocer sobre procrastinar

Esto es lo que debes conocer sobre procrastinar

Esto es lo que debes conocer sobre procrastinar

Esto es lo que debes conocer sobre procrastinar
Esto es lo que debes conocer sobre procrastinar

Imagina que tienes que estudiar para un examen importante para el día siguiente, pero ves que están pasando tu programa favorito en la televisión. 

Te dices a ti mismo: «¡No pasa nada! Ya lo podré hacer justo después del programa». Pero hasta tú mismo sabes que es una mentira piadosa para sentirte un poco mejor. Te das cuenta de que ya se hizo tarde pero ¡oops! Ahora tienes hambre…

Decides ir a prepararte algo de comer, chequeas las redes sociales a ver qué ha sucedido de interesante y al cabo de un par de horas finalmente decides ir a estudiar, pero ¿qué pasa? Te das cuenta de que ahora estás muy cansado, no puedes concentrarte y no logras retener nada de información.

Otro día más perdido…

¿Cuántas veces te ha pasado? Ahora mismo puedes que estés pasando por un cuadro de procrastinación. Y este tiene diversas causas, y lo más importante existen formas para poder revertir la situación. 

Si quieres saber más sobre este fenómeno, ponte cómodo y enfoca tu atención, que este tema es muy interesante y necesario de tratar:  

¿Qué es exactamente procrastinar?

Esta palabra viene del verbo latín procrastināre, que significa «postergar hasta mañana». 

Este es el hábito de aplazar determinadas actividades y en su lugar, realizar otras mucho más agradables para nosotros: perder horas en redes sociales, ver nuestro programa favorito o del momento, jugar en la consola, entre otras cosas de ocio. 

Pero esto no siempre es de manera voluntaria, de hecho, en la gran mayoría de casos, este fenómeno es causado por causas externas que dan una sensación de tristeza o depresión que provoca que las actividades se aplacen, creando así el mal hábito. 

A menudo se les ve a los procrastinadores como personas flojas, holgazanas y faltas de ambición, pero las causas reales están muy lejos de este concepto. Entonces…

¿Por qué procrastinamos?

Existen diversas razones por las cuáles los procrastinadores aplazan las actividades, ya sea a causa del estrés, falta de interés o ánimo, falta de confianza o motivación, incluso algún problema de salud. 

Aunque la procrastinación se considera un comportamiento voluntario, hay diferentes trastornos que te pueden llevar a ejercer esto de manera inconsciente. Por ejemplo:

1. TDAH 

Se trata del déficit de atención e hiperactividad, un trastorno crónico caracterizado por la dificultad de prestar atención. 

Estas personas suelen tener dificultades para poder organizar su tiempo y establecer objetivos claros, pudiendo llegar a sentirse abrumados por tareas complejas. Haciendo pues, que estos comiencen a aplazar dichas tareas porque no se sienten con la confianza suficiente para poder hacerlo. 

Es una de las condiciones que requieren de un tratamiento médico específico para poder lidiar con la situación. Por lo que te recomendamos en todo momento consultar con un profesional.

2. Depresión 

Las personas que padecen depresión suelen sentir una falta de energía, motivación y concentración general en su vida. 

A su vez también padecen de un sentimiento de autoeficacia reducido, todo esto en conjunto puede ocasionar que el finalizar una tarea, sea algo difícil ya que nunca se sienten conformes o creen que lo están haciendo mal. 

Es una condición que, llegado al punto real de depresión, lidiar con la situación no es nada sencillo y requiere sí o sí, de tratamiento psicológico y médico. 

Esto debe tomarse con la seriedad necesaria, ya que la depresión es el mal de la salud más extendido alrededor de todo el mundo. 

Es decir, es un problema real y debe tomarse muy en serio en la persona que lo padece, lo que muchas veces parece ser una actitud holgazán puede tratarse de un problema anímico. 

3. TOC

Las personas con TOC sienten la necesidad de hacer las cosas de manera perfecta, lo cual los puede llevar a invertir mucho tiempo en esa tarea, posponiendo otras.

Es un tipo de procrastinación un poco más activo, tomando en cuenta las características de la situación. 

No es que dejan de hacer las tareas, es que para ellos es imprescindible que no tenga el más minúsculo error, y eso conlleva demasiado tiempo.

4. Ansiedad 

Puede jugar un papel importante en la procrastinación, ya que la persona puede llegar a sentirse abrumada por las tareas pendientes o la presión de tener que completarlas. 

La ansiedad también puede causar pensamientos negativos, los cuales generan falta de confianza lo que lleva al sujeto a aplazar la actividad.

Así que, si sientes que tu problema de procrastinar se debe a algún trastorno, es muy importante que acudas a un profesional de la salud que pueda brindarte el asesoramiento necesario. 

¡Recuerda! La salud mental no es una broma, no tienes que sentirte apenado por ello, de lo contrario, es necesario poder tratarlo adecuadamente.

Antes de hablarte de sus consecuencias, no está demás saber que también existen tipos de procrastinación.

¿Cuáles son los tipos de procrastinación?

Aunque no lo parezca, la procrastinación también se subdivide en diversos tipos ya que se presentan con diferentes características o situaciones. 

¡Te explicamos 5 de ellos!

  • Procrastinación reactiva: es una forma de posponer tareas, debido al miedo o la ansiedad que se siente cuando piensas en ellas. Es una respuesta natural al estrés, esta puede ocurrir cuando la tarea es abrumadora o por miedo al fracaso.

  • Procrastinacion impulsiva: en esta, las tareas se posponen por falta de motivación o interés. Pasa cuando una actividad es tediosa o aburrida. Las personas que procrastinan de forma impulsiva suelen tener problemas para concentrarse en la tarea y desviar su atención hacia otra cosa que se les haga más interesante.

  • Procrastinador perfeccionista: este no posterga, pero al dedicar mucho tiempo en esa actividad, aplaza otras. Así que el desarrollo de sus actividades será muy lento.

  • Procrastinador abrumado: en este caso, el individuo tiene tantas cosas que hacer y tantas cosas en mente que no sabe por dónde empezar. Por lo tanto, es común que esto lleve a un bloqueo mental que le impide incluso comenzar a trabajar.

  • Procrastinador afortunado: se trata de personas que consideran que solo trabajan bien cuando están bajo presión. Por eso posponen sus tareas hasta el último momento y se encuentran al límite de hacer a tiempo lo que tienen o pretenden hacer.

¿Cuáles son los tipos de procrastinación?

Ahora que conoces el porqué procrastinamos y cuáles son algunos de sus tipos, es momento de conocer algunas consecuencias.

¿El procrastinar nos puede traer consecuencias negativas?

Partiendo de la idea de que se está tratando con un hábito negativo, la respuesta simple es sí. Las consecuencias pueden darse a corto y largo plazo, como podrás apreciar a continuación. 

A corto plazo, podrás experimentar altos niveles de estrés y ansiedad a medida que se va acercando la fecha límite de dicha tarea. También puede llevar a tener dificultades para tomar decisiones y resolver problemas.

A largo plazo, la procrastinación puede tener repercusiones importantes en la vida laboral y académica. Perder oportunidades profesionales o académicas es una de las más comunes.

Hay que tener en cuenta que estos efectos pueden variar dependiendo de la situación o persona y que algunos se experimentan en mayor o menor medida según sea el caso. 

Imaginemos lo siguiente:

El señor Juan, trabajador de una empresa importante, atrasa sus tareas de forma constante en su trabajo. 

Esto puede tener un impacto negativo en su lugar laboral, ya que la falta de cumplimiento de plazos, puede generar un bajo rendimiento y una reputación negativa en el mercado laboral. 

Además, esos hábitos de Juan de procrastinar todo el tiempo pueden afectar su salud mental y física, llevando este problema a otros entornos fuera del trabajo.

Debido a esto es importante generar habilidades efectivas de gestión del tiempo y productividad para evitar estos efectos negativos.

¿Cómo se puede evitar procrastinar?

En primer lugar, para dejar de procrastinar, es importante identificar las razones por las que se postergan las tareas. 

¡Por supuesto! Este artículo informativo te está dando algunos tips importantes de identificación, pero lo correcto para poder identificarlo es acudir con un profesional de la salud mental

Por otro lado, es importante establecer metas realistas y alcanzables. También es útil dividir las tareas en pequeños pasos para hacerlas menos complejas y frustrantes. 

Acá te exponemos una serie de estrategias que puedes aplicar para ir disminuyendo este hábito tan complicado:

1. Establece metas realistas

Divide tus tareas en objetivos claros y que sabes que podrás alcanzar en un corto período de tiempo. Esto te ayudará a ser más constante en la realización de tus actividades. 

Puedes comenzar con actividades simples del hogar, como limpieza y orden ya que te ofrecerán una mayor tranquilidad en un espacio limpio y ordenado. Luego, puedes seguir con otras tareas que son necesarias y que habías aplazado en anteriores oportunidades.

Para tus tareas de mayor importancia, puedes dividirla en pequeños objetivos, y cada que alcances uno, te regalas un premio, ya sea ver tu teléfono unos minutos, o mirar televisión. 

2. Lento pero firme

Fija plazos específicos para cada tarea, y asegúrate de que sean lo suficientemente lejos como para ser alcanzables.

Hecho esto, proponte cumplir las tareas. Crea una lista y ve tachando todo lo que vayas cumpliendo y verás cómo esto ayudará a sentir que estás avanzando en tu propósito, lo que te motivará a seguir. 

Recuerda, no se trata de hacer todo rápido y de un solo intento, es llevar cada objetivo paso a paso, pero cumpliendo con tu deber. 

3. Haz una lista de prioridades

Organiza una lista de tareas que necesitas hacer, ordénalas según su importancia y prioridad. Esto te ayudará a concentrarte en lo más necesario. 

Establece un horario para realizar tus actividades, por ejemplo: establece un tiempo de trabajo corto, pueden ser unos 30 minutos, y pasado ese tiempo, 10 minutos de receso para hacer cualquier otra actividad de interés. 

Luego, vuelves otra vez a tu sesión de trabajo por 30 minutos, y así sucesivamente. Esto hará que tu mente se adapte a que cada vez que termines una tarea, podrás recibir una recompensa. 

4. Aprende a decir: «no»

Si tu agenda está llena, no tienes por qué agregar más tareas. El decir «no» a las solicitudes de los demás no es un delito, ni mucho menos te hará ver como una mala persona. 

Todo lo contrario, quien te vea de esa manera por el simple hecho de rechazar una labor que no puedes realizar, es porque el que está mal es la otra persona. 

De hecho, habla muy bien de ti el que puedas tener la consciencia y responsabilidad suficiente para reconocer cuándo puedes o no, hacer una tarea. 

5. Intenta eliminar distractores 

Teléfonos, tv o cualquier dispositivo que cause ruidos fuertes puede provocar que pierdas totalmente la concentración de tus actividades. 

De ser posible, cumple con tus horarios de trabajo y aleja de ti cualquier distractor que sabes que te afecta. Claro, si escuchar música te ayuda a concentrarte, eres libre de hacerlo. Aprovechar tus gustos es una buena forma de crear buenos hábitos. 

6. Rodéate de personas productivas

Con esto no estamos diciendo que vayas ahora mismo a terminar toda relación con tus amistades. No se trata de eso, sino de buscar inspiración en aquellas personas que sabes que cumplen con sus responsabilidades. 

Por lo general, estas personas reconocen tu esfuerzo, además de respetar en su totalidad tus tiempos de trabajo. 

Te motivan a crecer y te hacen sentir bien por cada pequeño logro: ahí es donde perteneces.

¿Cómo se puede evitar procrastinar?

¿Qué beneficios conlleva evitar procrastinar?

Dejar de procrastinar puede traer una serie de beneficios a nuestra vida. 

Primero, puede ayudarnos a reducir el estrés y la ansiedad al evitar trabajar bajo presión a última hora. 

En segundo lugar, completar tareas y proyectos a tiempo puede aumentar nuestra autoestima y darnos una sensación de logro. Además, dejar de posponer las cosas puede mejorar nuestra eficiencia y productividad, lo que puede llevarnos a avanzar en nuestras carreras y relaciones personales. 

De forma más detallada:

  • Reducción del estrés: la procrastinación deja menos tiempo para cumplir con las tareas que necesitamos hacer, lo que puede aumentar tus niveles de estrés. Al completar las tareas a tiempo, no sólo reduces el estrés, sino que también brinda la sensación de satisfacción y logro.

  • Mayor autoestima: cuando completas tareas a tiempo, te hace sentir más competente y con mayor autoestima, lo que puede brindarte independencia emocional y una visión positiva de ti mismo y de la vida.

  • Mayor productividad: alargar las tareas, quita tiempo para realizar otras actividades importantes. Cuando dejas de procrastinar y te enfocas en completar tareas en un plazo razonable, te sentirás mejor para cumplir con tus actividades y te dará tiempo para realizar otras. Te hará sentir más satisfecho y aumentará la sensación de control sobre tu vida.

  • Mejora en los resultados académicos y laborales: al procrastinar, es más probable que debas trabajar con prisa para cumplir con una fecha límite. Esto afecta negativamente tus resultados académicos y laborales. El enfoque mejora tu propia planificación.

  • Mejora en la toma de decisiones: la procrastinación puede hacer que seas impulsivo y tomes decisiones precipitadas que afectan el cumplir tus objetivos. Al tomar el tiempo necesario, tomarás decisiones más ponderadas y racionales.

En resumen, dejar de procrastinar es un hábito importante a desarrollar para tener una vida más saludable y satisfactoria.

La procrastinación no es un defecto del carácter o una maldición misteriosa que ha caído en tu habilidad para administrar el tiempo, sino una manera de enfrentar las emociones desafiantes y estados de ánimo negativos generados por ciertas situaciones.

Sí, parece irónico procrastinar para evitar sentimientos negativos, pero esto solo empeora la situación. Nuestra recomendación, es poder aplicar algunas de nuestras recomendaciones, y acudir con un profesional de la salud que te guiará en todo el proceso. 

¡No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy!

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